

Fermentando a baja temperatura, Alejandro y Rocío, propietarios de la bodega y viñedo, pretenden que el terruño se exprese de forma natural en cada añada.
A la vista es un vino de brillante amarillo pajizo y reflejos dorados.
En nariz es floral, balsámico, fresco.
En boca se desarrolla su potencial, comportándose de manera equilibrada pero intensa, con un interesante equilibrio final entre mineralidad y fruta.
Expresa de un gran modo, el terruño: varietal, tierra y clima.
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